Contratos de utilidad compartida en Pemex
Rubén Cayetano García*
Vaya que nos ha hecho coincidir el gobernador Aguirre al calificar como un hecho histórico, la iniciativa presentada por Peña Nieto al Congreso de la Unión. Y es que todos sabemos de hechos históricos de tal “envergadura” ocurridos en la historia de nuestro país, ahí tenemos la venta de más de la mitad del territorio nacional por Santa Anna, es la hora que no se nos olvida. Fue un hecho histórico.
El descaro que han mostrado amanuenses neoliberales como Pedro Joaquín Coldwell, Secretario de Energía y Emilio Lozoya Austin, Director de Pemex, en “sendas” entrevistas en Televisa y Tv Azteca, no puede ser calificado de otra manera que el diseño y la estrategia para llevar a cabo el atraco del siglo.
Han dicho que la reforma a los artículos 27 y 28 de la Carta Magna, no es privatizadora porque ninguna parte del subsuelo mexicano será entregado a los extranjeros o iniciativa privada. Ya podemos estar tranquilos los mexicanos, el subsuelo seguirá siendo nuestro y pues a ver si sacamos provecho de él. Tal vez sea tiempo para ser productivos o salir de la pobreza, ir solicitando un pedazo de subsuelo para ver si lo trabajamos o de plano también lo vendemos, de algo ha de servir el subsuelo a según éstos señores.
También han dicho que la iniciativa no es privatizadora, ya que todas las instalaciones de Pemex siguen perteneciendo al Estado Mexicano y que sólo celebrarán –con la iniciativa privada y extranjeros- Contratos de Utilidad Compartida. Luego explican retorcidamente que esos contratos permitirán la inversión compartida y que los riesgos en la inversión, sólo lo corren las empresas.
Han de creer los señores funcionarios que los mexicanos somos muy ignorantes para no comprender con la simple denominación de dichos contratos, que utilidad no es otra cosa que una ganancia, es decir la renta petrolera; esto es en realidad lo que van a compartir con los extranjeros dueños de las principales empresas, las ganancias; dinero que debería destinarse al ejercicio presupuestal. Ah!, pero el subsuelo seguirá siendo de todos los mexicanos.
Luego, como parte de la estrategia mediática del hurto, viene la andanada de empresarios que dicen que apoyan esos Contratos de Utilidad Compartida. A ver si no ocurre que aquellos empresarios que no tengan maquinaria para escarbar un pozo petrolero y un contratito de ésos, también se sumen al apoyo de la iniciativa, solo por ser empresarios y sin analizar los efectos que causará tal reforma en la economía del país.
En razón de lo anterior Morena, ya ha proclamado lo siguiente:
Pemex es la empresa más rentable de México y el gobierno federal dice que no va a venderla ni privatizarla. Pero no es necesario vender las instalaciones de una empresa pública para privatizar su actividad. Por ejemplo, nunca se ha vendido un solo fierro de la Comisión Federal de Electricidad pero la mitad de la generación eléctrica del país ya la producen compañías privadas extranjeras; por mantener sus negocios se cobran elevadas tarifas de la luz. Eso quieren hacer ahora con el petróleo.
Cada año el país obtiene del petróleo un billón 250 mil millones de pesos, o sea, unos 100 mil millones de dólares. Eso representa 40% del presupuesto nacional. En otras palabras, cuando se construye una escuela, 40% del dinero proviene del petróleo; cuando se edifica un hospital, 40% de los recursos vienen del petróleo; cuando se le paga a los maestros o a los doctores del ISSSTE o del IMSS, 40% de sus salarios provienen del petróleo; de la misma forma, el 40% del monto de las pensiones de los empleados públicos. Con el petróleo también se paga 40% de los libros de texto gratuito, de la vivienda de interés social y de la distribución del agua. El petróleo financia la tranquilidad de las familias mexicanas y es la base de nuestra independencia económica.
Si se entrega la riqueza petrolera a empresas privadas, así sea parcialmente, las finanzas públicas dejarán de recibir más de un tercio de sus ingresos. ¿Y quién va a pagar el faltante? Las clases medias y los más pobres, ya que el gobierno aumentaría los impuestos, mientras seguirán perdonando a los grandes empresarios el pago de sus contribuciones fiscales.
Por eso quieren aumentar el IVA de 16 al 19% y extenderlo a medicinas, alimentos, libros, transporte, colegiaturas y vivienda; esto sería un duro golpe a la economía de la mayoría de las familias mexicanas, ya que en estos rubros gastan 90% de sus ingresos. Es inevitable que la privatización del petróleo conduzca al incremento de impuestos.
Las compañías extranjeras sólo ambicionan quedarse con las enormes ganancias que genera el petróleo y no invertirán en el desarrollo de México. Cuando fueron dueñas del petróleo mexicano no pagaban impuestos y daban salarios miserables a sus trabajadores.
El petróleo es la principal riqueza del país y la última industria que queda en manos de la nación. Todo lo demás ha sido entregado a empresas privadas, nacionales y extranjeras. Si se privatizan las ganancias del petróleo aumentarían los impuestos pero también el desempleo, la pobreza y la violencia. En suma, se cancelaría el futuro de millones de jóvenes.
Llamamos al pueblo de México a defender el petróleo para la nación y la economía de las familias, con información, organización y movilización pacífica.
*Secretario General del CEE de Morena, La Esperanza de México.
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